El renovado apetito inmobiliario se centra en la segunda mano por la escasez de nueva construcción


Ante la escasez de oferta vivienda nueva, la compra de pisos usados en la Comunidad de Madrid se ha multiplicado por algo más de dos en los tres primeros trimestres de 2016 (34.698 casas) con respecto al mismo periodo de 2012 (16.734) y supera ya ampliamente las cifras de 2008 (26.267), según los datos del Instituto de Estadística de la región.
El renovado apetito inmobiliario está siendo espoleado, según los especialistas, por la mejora económica y porque las entidades bancarias han vuelto a abrir el grifo del crédito. Además, el ladrillo se ha convertido de nuevo en un sólido refugio para los inversores.

“¿Es para vivir vosotros o es para invertir?”. Esta es la primera pregunta que hacen estos días los comerciales de las agencias inmobiliarias cuando enseñan un piso en venta en el centro de Madrid. También en zonas más periféricas de la ciudad, como San Blas, las empresas reparten propaganda en la boca del metro encabezada con el eslogan: “Rentabiliza tu dinero comprando para alquilar”

La vivienda se ha vuelto a convertir en uno de los mejores refugios para inversores, mucho mejor que los depósitos a plazo fijo o la Bolsa. Según los últimos cálculos del Banco de España, el ladrillo ofrece una rentabilidad del 8,3% (4,4 puntos si se pone en alquiler y el resto por la revalorización de precios del inmueble), frente al 1,2% que de los Bonos del Estado, el 0,3% de los depósitos o el -24% de invertir en el Ibex 35.

A esto, los expertos suman otras variables como la volatilidad de los mercados financieros y del precio de las materias primas, o el miedo a la inestabilidad que provocan noticias como el Brexit.
Sin embargo, aunque esto supone sin duda un factor importantísimo para explicar el repunte de compraventa de pisos, el profesor del IESE José Luis Suárez opina que “la razón principal está en la normalización del mercado a medida que la gente va sintiendo en su bolsillo la mejora económica”.

Y añade: “La gente sigue necesitando vivienda y, como hay muy poca obra nueva, la compra usada”.
Reducido al mínimo aquel lacerante stock de pisos construidos sin vender, herencia de la burbuja inmobiliaria, la escasez de viviendas nuevas, sobre todo en las zonas de mayor demanda, empuja la otra opción, la de segunda mano: frente a las 34.698 casas usadas que han cambiado de manos en lo que va de 2016, se han vendido 10.741 viviendas nuevas.

Y así seguirá, prevén los expertos, hasta que se empiece a materializar el entusiasmo con el que los promotores han retomado la construcción en los últimos meses. Entre enero y septiembre de 2016 se han registrado visados de obra nueva para construir 12.973 viviendas, lo que significa un crecimiento respecto al mismo periodo de 2015 de un 53%, muy por encima de la media estatal (32%), según las cifras del Ministerio de Fomento.